lunes, 12 de julio de 2010

viernes, 9 de julio de 2010

La bicicletas las carga el demonio.

Hace tiempo que quería escribir sobre una amenaza relativamente nueva que se encuentra en nuestra ciudad, pero hoy que he estado a punto de ser víctima de esta amenaza definitivamente me he decidido a escribir sobre ello.

Esta nueva amenaza va sobre ruedas. Puede ser bastante silenciosa y alcanzarte por sorpresa.

Todos sabemos, y supongo que estamos de acuerdo, en que para llevar una moto, un coche o un avión supersónico has de tener una licencia para ello. Una licencia que (normalmente) acredita que tienes los conocimientos técnicos necesarios para manejar dicho vehículo, así como las aptitudes físicas y mentales adecuadas a tal función. Esto permite que los orangutanes no conduzcan Harley por la calle, que los locos de embudo en la cabeza no conduzcan los autobuses y que ningún zombie maloliente pilote el avión de nuestras vacaciones.
Sin embargo, des de hace un tiempo, se "reparten" por la ciudad de manera indiscriminada vehículos que no precisan de ninguna acreditación para ser conducidos. Me estoy refiriendo a las bicicletas del bicing. Las nuevas máquinas del terror.

Las bicicletas están muy bien, son para el verano dicen, no contaminan el medio ambiente y además da a una ciudad ese toque moderno y socialmente comprometido que queda tan cool en los panfletos de información turística. Sin embargo, e igual que con unas muchas otras cosas, un exceso descontrolado mata de éxito y esto es lo que nos está pasando últimamente. Cualquier personaje de nuestra ciudad que se saque una tarjetita puede coger una de estas bicis y conducirlas por nuestras vías. Sin casco, sin protecciones, y muchas veces sin ningún control sobre las bicis o su propio cuerpo. Se creen que por dar a ese timbre "ring ring" (¡que rabia me da ese riudito!) ya tienen el control absoluto de la situación y si te pasan por encima pueden decir -Ah...yo he tocado el timbre...haberte apartado-.
Las bicicletas igual que cualquier otro vehículo de ruedas se acelera en una pendiente, duele si pasa por encima de alguien y sí...si va por la carretera ha de parar en los semáforos. He visto como muchos ciclistas en prácticas piensan que los semáforos solo son para los coches y pasan los cruces en rojo como si pilotaran un tanque acorazado armado con rayos láser que les otorgase cierta inmunidad.
No se que tipo de control se lleva con este alquiler pero des de luego me parece un tanto laxo. Si un pirado aficionado a carmagedon decide pillar una bici puede ir atropellando viejecitas tranquilamente sin que nadie se lo impida. Y por favor...que le quiten ese timbre años 30 a las bicis, los odio...no olviden que un mono en bicicleta también pedalea y no por ello les damos vía libre.

En la imágen el creador del bicing en el momento en que tubo una ostia del copón la idea de alquilar bicis.

viernes, 2 de julio de 2010

Alcohol de alto voltaje

En el trabajo tengo el gusto de tener a una compañera con orígenes mejicanos, y hablo de orígenes mejicanos de verdad, no de esos de sombreros que venden en las ramblas. En varias ocasiones nos ha comentado algunas costumbres curiosas de su país pero hoy por casualidad me ha explicado una que me ha parecido especialmente interesante y he decidido compartirla aquí con vosotros.
Esta historia comienza con un personaje particular que tenéis que ir visualizando a medida que lo describo. Por lo visto en Méjico hay algunas personas (generalmente hombres adultos) que se pasean por las noches y madrugadas de sus ciudades llevando al cuello, a modo de san Bernardo, una pequeña batería eléctrica con un regulador de potencia y unos cables pelados. Si, con estos detalles ya os podéis imaginar que la descarga eléctrica esta asegurada dentro de pocas líneas.
Lo más bueno del caso es que esos señores "ofrecen" sus servicios a la gente. Si, como lo leéis, venden descargas eléctricas. ¿Y quien quiere que le peguen una descarga por dinero a las tantas de la madrugada? pues por lo visto esto es así por que se dice, se comenta, se rumorea...que una pequeña descarga eléctrica hace pasar, casi de inmediato, los efectos de una borrachera. En resumen, estos hombres dan descargas a la gente que va pedo para que se les pase la turca. Cobrando des de luego por que no son una ONG.
El regulador de la batería controla la potencia de la descarga, por que no todo el mundo es igual de grande ni lleva la misma cantidad de alcohol en las venas. Pero este regulador ha dado lugar a otro tipo de negocio, ya que según me explicó mi compañera los jóvenes que salen de fiesta (y seguramente pedo también) se pican para ver quien soporta la descarga eléctrica más alta. Así pues se dejan la mitad del salario en alcohol y fiesta y la otra mitad en descargas eléctricas.
Yo no os recomiendo probarlo por que no se si el remedio es efectivo, no quiero a nadie churrascado por culpa mía, pero me imagino que cuando estas borracho y te dan una descarga tú mismo te puedes creer que se te ha pasado el efecto etílico: "nonono....si ya no estoy borracho...ni lo estaba antes del chispazo tampoco eh...".
Señal para identificar a los milagrosos "sanadores" del alcohol.

Si alguno de los lectores quiere colaborar hagamos un experimento a pequeña escala, llévense una pila en el bolsillo cuando se vayan de fiesta y metanla en la boca cuando ya estén borrachos (no equivocarse de orificio para meter la pila por favor ya que el experimento perdería la validez), si esto da algún resultado interesante ruego lo comenten en la entrada para saciar nuestra curiosidad.