Sí, era cierto que estos habían vuelto rojo de rabia a Satán (pues como todos sabemos en un inicio Satán era verde lima) pero tanto trabajo en crear y mantener a sus criaturas le hacia llorar el gran ojo.

Estos nuevos humanos colonizaron el mundo de Dios, a pesar de ir con las partes pudendas libres, y por primera vez el altísimo se sintió orgulloso de sus criaturas. La mayoría eran delicados, amables e inteligentes. Llevaban la toga limpia y se arreglaban el pelo y la barba. Tenían grandes dotes de oratoria y un interminable afán por obtener un mayor conocimiento que el que se les había otorgado en un inicio. Las obras que se mejoran a ellas mismas eran las que más le gustaban a Dios. Sin embargo otros eran más burdos y se dedicaban únicamente a la guerra y acabaron por transformarla en un arte cruel lleno de estrategias e inteligencia y Dios distinguió entre el orgullo por las cosas buenas y bonitas y el orgullo por las cosas menos buenas. En la parte más oscura del mundo estaban los que se empeñaban en equivocarse constantemente de agujero, a esos Dios intentó no hacerles mucho caso pues eliminar a una buena creación por unas cuantas manzanas podridas le parecía a Dios tirar su esfuerzo por el sumidero.
El nuevo imperio de Dios se extendía con buenos resultados y pensó que por fin había dado en el clavo. Los nuevos humanos eran buenos pensadores, artistas y hombres de ciencia, pero también había suficientes pervertidos y locos como para seguir enfureciendo a Satán una vez morían e iban a sus dominios. Dios sacaba su planeta pecera a la ventana para que los vecinos pudieran sentir envidia de su creación ya que le encantaba provocar pecados capitales en los demás, pero Dios vio pronto que no había vecinos y dejo de hacerlo.
La única pega que parecía tener sus seres era que adoraban a multitud de Dioses inventados por ellos, ninguno real y con aspectos y costumbres realmente fuera de lugar, y pasaban huevo y medio de él. Esto le enfadaba un poco pero se complacía pensando en que a medida que fueran muriendo y fueran al cielo se arrepentirían de su error y él podría entonces soltar una carcajada todopoderosa en sus narices y mandarlos al perpetuo castigo de Satán.

Dios es poderoso pero también inseguro y al igual que todo el mundo quiere que su trabajo sea reconocido y admirado.
N d A: Para homenagear a algunas de aquellas primeras criaturas de Dios, algunos de sus más fervientes siervos siguen hoy en día equivocándose reiteradamente de agujero.
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