Hoy me he sentado delante del ordenador con la intención de sucumbir a las modas y convertirme en un usuario más que crea un blog. Parecía sencillo, mucha gente lo hace, pero nada más empezar me quedé sin nombre para el mismo, todos cogidos: pruebe con este otro, blog ya registrado, nombre rechazado...el primer paso me tenía atorado, así que me levanto y voy a la cocina para comer algo.
En una fría lata al fondo de la repisa del medio una triste y solitaria alcachofa en vinagre esperaba su destino, así que la pongo en un plato para dar su vida por acabada.
Vuelvo al ordenador y dejo el plato al lado del teclado, un momento, he olvidado la servilleta.
Y que ocurre cuando vuelvo? La alcachofa ya ha buscado el nombre para el blog, así que discuto con ella, le digo que eso no puede hacerse pero ella me hecha en cara que la hemos dejado la última en la lata y que tiene aspiraciones más altas que pasar por mis molares y acabar en mi tripa, y más allá... Cuando intento pincharla me esquiva y me salpica de vinagre en un ojo, enfurezco, lo pongo todo patas arriba tratando de darle caza, pero he de reconocer que se defiende de maravilla (para ser un simple aperitivo).
A si que sabes que, al final he tenido que negociar con ella, el blog es suyo pero me dejará colaborar de vez en cuando.
Además, yo tecleo mucho más rápido.
1 comentario:
Vista la locuacidad y oratoria de la Alcachofa, a ésta le ofrezco la oportunidad de ser ministra de propaganda en el nuevo regimen que voy a instaurar, llamado Hansismo. Si no le parece bien también esta libre el puesto de progoner@ real. En fin me mola tu alcachofa, hablando en terminos vegetales, no vayamos a ser mal pensados. Viva el Alcachofismo.
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