martes, 22 de septiembre de 2009

Breve historia del origen de la civilización egipcia.

Las criaturas de Dios fueron enviadas al mundo y Dios las llamó hombres y mujeres. Estas gentes cayeron al mar, y se las comieron los tiburones. Dios levantó una ceja y pensó.
Dios envió de nuevo a una remesa de personas al planeta, estas cayeron en las selvas y las serpientes se las comieron. Dios levantó una ceja y se rascó la barba y pensó.
Dios de nuevo envió otro pedido de hombres y mujeres a la tierra, estas cayeron en los pantanos y los cocodrilos se las comieron. Dios levantó una ceja, se rascó la barba e hizo un murmullo, luego pensó.
De nuevo Dios probó suerte y sus criaturas cayeron en las montañas. Se despeñaron por ellas y Dios hubo de pensar de nuevo.
En la sabana se las comieron los leones, en las montañas nevadas murieron congelados y pisados por el Yeti, en las cavernas les atacaron los murciélagos chupasangre, en las praderas los lobos, y en el espacio flotaron sin aire hasta morir.
Dios estaba cansado de levantar las cejas, rascarse la barba, emitir murmullos, chasquear los dedos, golpear con el pie en el suelo celestial, gritar eureka y sobretodo tener que pensar y crear más humanos.
Así que Dios cogió un amplio terreno de la tierra y vació en él la arena que llevaba en una de sus sandalias, así creó el desierto de Egipto. Envió allí a sus criaturas y estas comenzaron a aprender a sobrevivir; primero al calor, luego a los escorpiones y culebras y luego a los golpes de los cocos que caían de las palmeras. Dios vio que en aquel sitio podían prosperar así que les dio la capacidad de reproducirse ellos solos y miró como lo hacían siempre que pudo.
Las criaturas de Dios comenzaron a crecer, tanto en número como en conocimientos y habilidades. Construyeron pirámides, templos, caminos y obras de arte variadas. Pero Dios encontró una tara, sus criaturas se dibujaban siempre de perfil. Esto no le gustó y se puso a crear seres humanos nuevos.

Un tiempo después, cuando regresó con el nuevo modelo que solucionaba lo del dibujo en dos dimensiones, encontró que sus seres veneraban multitud de Dioses creados por ellos mismos y que pasaban kilo y medio de él y de sus obras. Esto le enfureció y decidió enviarles múltiples plagas que acabaron por matarles.

Mientras diseñaba la nueva remesa pensó que para conseguir la perfección siempre hay que trabajar mediante ensayo y error.

Y para venerar a aquella majestuosa civilización Dios creó...los carnavales.

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