miércoles, 5 de noviembre de 2008

Hombre triste, hombre feliz.

Me han llamado directamente de Washington d.c. para contarme la situación que se ha vivido esta mañana.
Testigos oculares afirman que un sr. de color (muy parecido a Lewis Hamilton) se ha pasado la mañana llamando al timbre de la casa blanca, se ha mantenido la siguiente conversación con la puerta de por medio:

-¡Sr. Bush! ¡Oiga salga que es mi turno!
-¡Esta ocupado!
-Sr. Bush que me toca a mi, soy Obama.
-¿Osama? No serás ese que busco des de hace tanto…ese de la barba…
-No no, se confunde, me llamo OBAMA.
-No me sale nada por Obama…
-Si hombre, el candidato demócrata, el nuevo presidente de los Estados Unidos.
-¿Cómo? ¿Es que ha habido elecciones ya?
-Si, ponga su televisor (que en breve será mío).


En este lapsus temporal el hombre que se identifica como Obama se ha mantenido a la espera en la puerta de la residencia presidencial.

-¿Oiga Obama?
-Si, sigo aquí.
-No va a poder ser, usted no puede ocupar la casa blanca.
-¿Y eso porque?
-Bueno pues…pues porque…es evidente…usted es negro
-¿Y eso que tiene que ver?
-¿Como va a presidir la casa blanca un hombre negro? ¿Es una contradicción no cree?
-Sr. Bush…será mejor que salga.
-¡No quiero!
-¡No me haga enfadar!


A estas horas siguen intentando convencer a George W. Bush para que deje lo que ha sido durante ocho años su casa ideal, y lo que para el resto del mundo han sido ocho años para olvidar (o mejor no…).


No hay comentarios: