lunes, 17 de noviembre de 2008

La verdad del 19 N.

-¡Sra. Carmen, Sra. Carmen!
-Si diga.
-Franco a Muerto…
-¿Quien dice?
-Pues su marido, el general.
-Ah! Se refiere a Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo Franco Bahamonde.
-Si, era para no extenderme.
-No si ya vi yo anoche que no se terminaba la sopa de pescado…con lo que a él le gustaba…
-En fin quizás deberíamos avisar al pueblo, ¿no cree?
-Es que entonces comenzarán los cambios y los eventos… ¿nos cabe en la nevera?
-¿Disculpe?
-Si como es así pequeñito quizás quepa entre los centros de merluza y los guisantes…
-Pues…no señora imposible.
-¿Y si lo escondemos en una de esas armaduras del pasillo? Así les damos una utilidad.
-¿Pero por que quiere hacer una cosa así?
-Es que mañana iba a mirarme unos zapatos y un abrigo nuevos y me viene muy mal esta muerte, que con mi marido muerto nadie me regalará nada.
-Ya…bueno quizás…
-Si diga.
-Verá la aspiradora que se averió el otro día tiene un cable pelado que da calambrazos…si enchufamos al difunto a la aspiradora puede que lo aguantemos un día más.
-¡Estupendo! Póngase a ello.

[…]

-Pues estos zapatos me los regalaron en aquella tienda del paseo de la castellana, aquella de las dos plantas que abrieron hace poco.
-Sra. Carmen.
-Si diga.
-No cree que ha llegado el momento de… bueno… ¿de dejar de “pasar la aspiradora”?
-No podemos…así entre usted y yo… ¿hacer que nos eche antes una firmita en unos documentos que he preparado?
-Lo siento pero no creo que pueda escribir.
-Ya. Bueno pues nada apáguelo, aún es día 20 y puedo comenzar con los trámites de viudedad.
-¿Y que hacemos con la aspiradora?
-Envíela como regalo al Sr. Arias Navarro, yo he de comenzar a hacer maletas.

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