lunes, 15 de septiembre de 2008

Diario de destrucción

En el impás del 14 al 15 de septiembre de 2008 comenzaron los sucesos que voy a narrar. El Lehman Brothers, una de las compañías financieras más importantes de Estados Unidos (por aquel entonces), quebraba arrastrando tras de sí muchas bolsas mundiales. Era el cuarto en hacerlo.
Mientras en el mundo crecía la desconfianza frente al dollar y su solidez, aumentaba la confianza del papel económico del euro. Europa a pesar de perder millones en sus bolsas se frotaba las manos en silencio a expensas de lo que vendría en los próximos días.
Tan solo una semana después comprar un euro ya costaba 2,45 dólares y muchas importantes compañías estadounidenses caían como un castillo de naipes azotado por el viento.
La crisis económica que se temía a nivel mundial tan solo azuzó a norte América, el resto del planeta le dio la espalda y le dejó hundirse en su propia miseria. Los candidatos a las elecciones de aquel año utilizaban la crisis como arma arrojadiza, pero los fondos no llegaban para más y hubo de suspenderse la elección frente a la formación de un gabinete de crisis de estado.
A las dos semanas los altercados, robos y atentados estaban a la orden del día en las ciudades americanas. Todos pedían ayuda pero nadie tendía la mano.
El 7 de noviembre de 2008 se celebró en Kuala Lumpur la conferencia internacional llamada “Save to nine” donde participaron todos los países del globo. En lugar de buscar soluciones creció la enemistad y los enfrentamientos, la mayoría de países echaban en cara la actitud de los estados unidos frente a crisis anteriores, muchas de las cuales habían sido originadas por ellos mismos.
Un mes después del desplome explotó la burbuja mundial. El resto de países no pudieron resistir el envite de la caída de estados unidos, el país más consumidor del mundo había dejado de hacerlo. Uno a uno fueron cayendo en una espiral de violencia y acusaciones.
La chispa llegó el 30 de noviembre de 2008. Francia atacó militarmente al Reino Unido después que una flota de buques franceses fuesen secuestrados y matados todos sus tripulantes. Pronto muchos países como Alemania, Rusia o España se sumaron a lo que en unos días se llamó “La tercera Guerra Mundial”, la definitiva.
Dos meses después podían escucharse explosiones en cualquier lugar del planeta cada minuto. El abastecimiento estaba cortado, las comunicaciones también. Lo único que aumentaba era el número de muertos, tanto militares como civiles. Dejaron de respetarse los lugares santos, los históricos, los de interés turístico, todo era arrasado.
La agonía todavía duró cuatro largos años. Tras tres intentos fallidos de finalizar la guerra mediante cumbres se pasó a las armas más temidas, las que nadie quería usar a no ser necesario.
El 6 de enero de 2012 una cegadora luz dorada cubrió entero el planeta. No se sabe que país pulso el botón, pero pronto todos estuvieron bajo el mismo manto.
Mediante pruebas de sedimentos se ha calculado que el polvo tardó 47 días en posarse en la ahora yerma superficie del planeta. Ningún ser vivó sobrevivió al cataclismo.

Osec-741- TR.3126 D.3

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