Por si llamar a un animal con lo que se supone es un nombre de humano no era suficiente, también se pone nombre de personas a los objetos.
Tras los interruptores SIMON, los aspersores NELSON, y los cogollos LUCAS, se deben esconder fabricantes, creadores o simplemente graciosillos.
En el lavabo de mi lugar de trabajo he descubierto (¡en la misma estancia!), dos objetos nada menos con nombres de personas. Os presento a:

Y mi favorito, por poseer nombre y apellidos:

Cualquier día tanto el toallero como el jabonero se transformaran cual “transformers” para darme una paliza por haber comentado sus nombres.
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