Se dice que en el siglo XVII, siglo arriba siglo abajo, había en Tokio un templo con bastantes problemas económicos. Allí vivía un monje con su gato que respondía al nombre de Tama (el gato, no el monje). El monje compartía con Tama su comida a pesar de la pobreza que les rodeaba.
Un día un hombre de gran fortuna se encontraba cazando cerca del templo y estalló una terrible tormenta. El hombre se refugió bajo un árbol y des de allí vio como un gato lo llamaba insistentemente con la pata des de la puerta del templo. El hombre acudió a la llamada felina y unos segundos después un rayo fulminó el árbol donde anteriormente se había resguardado el hombre. En consecuencia el hombre rico se hizo amigo del monje y quiso agradecer al templo que le hubiera salvado la vida, con lo que el templo prosperó a base de Money y ni el monje ni Tama volvieron a pasar hambre.
Des de aquí no puedo confirmar científicamente si estos artilugios funcionan, pero Lewis Hamilton puso uno en la puerta de su casa y su autobiografía, que antes costaba 2 euros, ahora cuesta 24.

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