El bus infernal

El autobús de Satán circula ya por Barcelona. No me refiero a que el conductor tenga patas de cabra, piel rojiza, cuernos en la cabeza, barba de chivo y cola terminada en punta de flecha, tampoco a que al subirte tan solo tenga un destino caluroso y lleno de torturas eternas, sino a que el autobús trata de convencer a la población de la ciudad de que Dios no existe.
Parece triste que el mismísimo señor de las tinieblas tenga que desplazarse en transporte público, pero con esta crisis todo el mundo trata de ahorrar unos centimillos.

El primer autobús con creencias religiosas claramente ateas se pasea por las calles de la ciudad de Barcelona luciendo su desenfadado eslogan, y si tuviera manos y lengua seguramente nos enseñaría un gesto de cuernos con los dedos mientras saca la lengua de la boca. Es el autobús gótico, el autobús heavy, el autobús de Ozzy Osbourne. Pero esto es normal en Barcelona, y en general es normal en Cataluña, por que aquí no queremos reyes ni presidentes, solo queremos tripartitos e independencia, queremos que las parejas homosexuales se casen, puedan adoptar y puedan optar a un novel por el simple hecho de llevar sus vidas con dignidad, además no creemos en Dios, creemos únicamente en el todopoderoso picachu, y quien no entienda y reconozca el catalán como idioma perfecto lo quemamos en la hoguera mientras lucimos nuestros collares de dientes de niños y caras pintadas con sangre.

Hasta aquí ningún problema con el bus, es como quien quiere llevar una camiseta con un mensaje, hemos colocado una camiseta al autobús para que luzca por hay una idea. El problema vendrá, seguramente, dentro de unos días, cuando diversas organizaciones y demás se quejen por el hecho de que el transporte público (y por lo tanto dependiente del ayuntamiento y del gobierno de este) se posicione en un tema tan escabroso como es la religión, y en concreto se posicione en una posición atea.

El mensaje del citado bus.

Antes de que ese momento llegue ya les comunico a todas esas personas y organizaciones que hay que intentar tomarse la vida con más calma, y si está bien tener ideas propias y manifestarlas lo que ya no está nada bien es tratar de imponerlas a los demás o censurar las suyas.

Mientras el autobús no empieza a estrellarse contra las iglesias de la ciudad y mientras no atropelle, misteriosamente, a todas las monjitas que crucen pasos de cebra déjenlo pasear su mensaje por el mundo, sea o no cierto arranca una sonrisa y lanza un mensaje de optimismo como los ya conocidos “carpe diem” o “hakuna matata”.


El mensaje que quizás deberán poner en un futuro próximo.