lunes, 28 de julio de 2008

Despiporre

Este pasado domingo 27, día del señor, comenzó con una excursión en coche sin haber asistido a misa. Encaminamos nuestros pasos hasta una ciudad costera conocida por su libertinaje sexual, sus fiestas a pie de playa y su frenesí cultural.
Comenzamos la mañana tranquilamente con un golf, ya que los bólidos de carreras nos fallaron por problemas en la pista. Tras un juego de dos horas pasamos a las raquetas, donde por el cansancio y el hambre ya jugamos menos rato.
Tras un paseo relajante por las calles del lugar comimos en un restaurante donde la cuenta fue una sorpresa para todos y acto seguido tomamos un baño y los rayos solares en la playa. Antes de partir de nuevo hubieron regalos y no hay que olvidar la chica en ropa interior con clara actitud provocativa que viajó con nosotros en el coche para terminar encima de mi cama.

Pues si, fuimos a Sitges donde jugamos un minigolf ya que los karts eran algo así como un churro (incluso la pista estaba atravesada por una cuerda de tender con ropa). Después un poco de ping pong que dejó algo que desear fuimos a buscar donde comer. Tras perdernos y no encontrarnos acabamos en una pizzería antes de que cerrara cocina, donde algunos comimos (más que otros) pero todos pagamos una burrada. Luego en la playa, llena a rebosar de gente más bien ¿“sexy”?, tomamos el sol (que estaba nublado) y nos bañamos entre unas frondosas algas que te atrapaban y te dejaban pegado al bañador algo parecido a la criatura del pantano. Finalmente recibí algunos regalitos, entre los cuales hay que destacar sin duda la muñeca hinchable que viajó en el maletero y que al llegar a casa hizo exclamar:

-Hazte una foto con ella que se la mandamos a tu tío.

Gracias a todos.

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