miércoles, 16 de julio de 2008

Era inevitable

Ha sucedido, era inevitable. Casi como una obligación social él tampoco ha podido sobreponerse a la moda y lo ha hecho.
Se pasó la noche pensando en ello y dándole vueltas, comparando y analizando y finalmente se decidió.
Esta mañana se enfundó en su traje negro brillante, siempre pulcro ya que sus sirvientes le sacan brillo y lo enceran cada noche. Se ha colocado el casco y se ha quedado sin desayunar, una vez se lo pone ya no puede comer, pero le viene bien para conservar la figura, dirigir un imperio del mal le da muchos disgustos.
Ha dado orden de poner rumbo al único lugar en que sabia podría encontrar lo que buscaba y a pesar de las quejas de los demás altos cargos él ha insistido en ir. Siempre hace lo que quiere y no se preocupa lo más mínimo, como respuesta a las quejas a rebanado un par de cabezas y luego se ha fumado un cigarrillo (negro por supuesto).
Cuando ha estado lo suficientemente cerca ha detenido el vehículo principal y ha ordenado llegar a la misma puerta del local en un transporte más pequeño, el suyo podría aplastar enteras las 4 plantas del parking. Al entrar en el local todo el mundo se ha girado para verle, nunca antes le habían visto en persona pero sabían muy bien quien era. El silencio era sepulcral mientras encaminaba sus pasos seguros hacia el pasillo más demandado y sin hacer cola como el resto de la gente ha agarrado una de las cajas y sin palabras (él es más de respiraciones) ha ido a caja. Nadie se ha atrevido a detenerle o a pedirle que guarde turno, saben que es mejor dejarle a sus anchas.
La caja pasó por los rayos x con un leve “bip” y antes que el dependiente le haya podido comunicar el precio él ha destruido la caja registradora de un puñetazo. Por toda respuesta el dependiente ha mostrado una amplia sonrisa cargada de miedo, por toda respuesta de él su respiración grave y pausada.
De nuevo rumbo a casa para ir lo más lejos posible de este horrible lugar, con suerte (piensa), no tendrá que regresar más a no ser que deba dar una lección a alguien por mal funcionamiento de lo comprado o por lo menos hasta que saquen en venta algo mejor.
Se ha pasado el día jugando, tocando y aprendiendo, enseñándoselo a todos pero no dejándoselo a
nadie. Es un signo de superioridad, solo puede tenerlo él.












Darth Vader mostrando orgulloso su iphone recién comprado

Finalmente el segundo hecho inevitable llegó también. La chispa que lo hizo saltar fue una fotografía en la que su cabeza se veía demasiado grande. El iphone ha salido disparado de punta a punta de la estrella de la muerte para estrellarse contra la pared, se ha hecho añicos, pero por si esto fuera poco lo ha rematado con su sable láser y a saltado encima del aparato durante diez largos minutos.La decepción se ha apoderado de él, y aún con la respiración acelerada por el esfuerzo ha pensado.

-“Ni siquiera el iphone puede derrotar a Darth Vader”.

Darth Vader mandando a freir monas a su iphone

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